Vistas de página en total

miércoles, 28 de agosto de 2019

"El Último Suspiro de las Llamas" by Manuel J. Iniesta

"El Último Suspiro de las Llamas"

Folla hasta reír de placer, hasta que arda la piel,
hasta que las llamas te consuman y te envuelvan en su lujuria.



martes, 27 de agosto de 2019

El Arte del Pintalabios by Manuel J. Iniesta


El Arte del Pintalabios by Manuel J. Iniesta

Allí estaba yo, sentada, mirándome en el espejo, escudriñando lo que se mostraba en él. Sin apartar la mirada de esa superficie reflectaste, palpo la mesa con mi mano, buscando el lápiz de ojos. Deslizándolo, suavemente, con un pulso de cirujano, perfeccionando la linea de mis ojos.

Reviso que las lineas de mis ojos sean simétricas y cojo mi pintalabios favorito. moviéndolo por mis labios, preocupándome de que las lineas sean perfectas y queden listos para ser besados.

Me levanto de mi asiento y paseo mi cuerpo desnudo en tacones por mi habitación, dirigiéndome al armario a por mi vestido favorito, esta noche tenia que ser perfecta. Por último cogí mis gafas de sol, aunque fuera de noche, no las necesitaba, pero allí donde iba no quería que me reconocieran, al menos, no fácilmente.

Caminé toda la noche, deslizando mi cuerpo por la noche esperando que se fundiera y aclimatara con ese estúpido clima, que no me dejaba dormir por la noche. Vislumbro a las dos posibles víctimas de esa noche, dos jóvenes en plena edad correcta, pero mi olfato detecta algo raro, uno no era virgen, a ese no lo necesitaba, pero el otro sí, así que me acerqué a ellos. Es fácil tratar con estas víctimas, todos son hormonas y pocas luces, siempre son tan endiabladamente fáciles que a veces siento estar en un buffet libre.

Me acerqué a ellos, solo me hizo falta una mirada, una leve sonrisa y un gesto, para que fueran raudos al callejón de al lado. Allí estaba yo, esperándolos de pie en ese callejón, a que entraran con más ganas de quitarse los pantalones que de preguntar por qué los había llevado a un callejón oscuro. 

Me acerqué a ellos y les agarré del cuello a ambos, sus ojos como los de unos animales asustados, empezaban a intuir lo que les esperaba y mi sonrisa se volvía aún mas maliciosa. Partí el cuello de la presa que estaba usada y sin soltar al otro lo arrastré lentamente hasta la pared que estaba más cerca, me quite las gafas, y lo miré fijamente a los ojos y solo le pedí una cosa. Que me describiera como me haría el amor, tragó saliva, ya era mío, ya estaba bajo mi control, el resto, ya era coser y cantar.





-¡¡Habla!!- le espeté, y él habló, cómo nunca antes había hablado, de eso estaba segura.

-Tienes una piel preciosa- empezó -como las perlas, me encantaría poder acariciarla.

-Prosigue!!- le indiqué, mientras mientras le soltaba la mano del cuello y paseaba mi dedo indice por mis labios perfectos.

-Primero me ocuparía de desnudarte, despacio, hasta arrebatarte de ti toda posible vestimenta para que tu piel sea la protagonista de la noche, robándole la luz incluso a las estrellas. Luego te sentaré en mi regazo y besaré tus labios perfectos.

-¿Imagino que aquí no acaba la cosa, no? le dije mientras sonreía. -Prosigue, esto me esta excitando.

-Bien, me dijo, te acariciaré la cara con mi mano, saborearé tu boca de nuevo y acariciare tus pechos con mis labios. Luego te tumbaré boca arriba y pasearé mi lengua por todo tu cuerpo, hasta llegar a tu vagina y…

-Prosigue!!- le increpé, mientras una de mis manos se deslizaba por mi cuerpo hasta encontrar su destino en el interior de mi cuerpo, haciéndome participe de la descripción que me estaba relatando mi joven víctima.

-…primero la lamería suavemente, hasta que se humedeciera tanto que suplicaras que continuara, para justo después aumentar la velocidad siguiendo el compás de los movimientos de tu cadera, fusionándonos en un solo ser, después introduciría mis dedos para que gimieras de placer, convirtiéndome en el esclavo de tu esencia que soy.

-Prosigue!! Vas muy bien- era mío, esa última mirada, esa última frase, me pertenecía, pero, por que no jugar un poco mas con el…

-Me arrodillaría ante ti, hasta que me rociaras con todo tu ser…

-Para!!, para, muchacho, sube el nivel. ¿Qué me harás de eso?

-A continuación, tumbaré de espaldas y haré que te coloques sobre mi, para poder agarrar tus nalgas con fuerza, como se merecen, y lameré tus senos, mientras abro tus piernas e introduciré mi verga, dura como una piedra por tu culpa, en tu interior. Meceré tus caderas apoyando mis manos en tus nalgas haciéndote bailar sobre mí, para facilitar el movimiento y que aumente tu placer. Proseguiré así hasta que ambos estemos gimiendo y jadeando de placer al mismo tiempo.

-Sigue, no pares!!- le grito, mientras sigo masturbándome delante suya.

-Después de eso, te daré la vuelta y seré yo el que se coloque encima tuyo. Acariciaré tus pezones con mis dedos y reintroduciré mi lanza en tu interior y, estocada tras estocada, haré que te retuerzas de placer, mientras me agarró de tus piernas, para que no puedas escaparte de mi abrazo. Entonces en una de esas estocadas, un trueno recorrerá nuestros cuerpos, dejándonos electrificados en un estertor de placer mutuo, Mientras clavas tus uñas en mi espalda…

-Sigue!, Sigue!

-… y yo aprieto con mis manos mas fuertemente tus caderas, hasta que ambos gritamos al unísono…

-SIIII!!! Oh sí!!!, ufff. Esa, querido mío, ha sido, una gran historia, uff, y ahora, ¿dejarás que te bese?

Él solo pudo asentir, me acerqué a él y lo besé.
En ese instante, un humo blanco salió del cuerpo del muchacho, retorciéndose hasta convertirse en una esfera del tamaño de una canica. El cuerpo sin vida del muchacho yacía en el suelo al lado mía. Yo me estaba relamiendo de saborear su esencia. 

Sin dilación mi introduje su esencia en la boca y todas las palabras y pensamientos que el joven me había procesado pasaron a mi corriente sexual, haciéndome llegar al orgasmo de nuevo e incluso haciéndome derramar parte de mi ser por mis piernas. 

Me quedé allí de rodillas ante el cuerpo sin vida de mi joven amante. Saqué mi pintalabios del bolso y …creé una obra de arte con mi lápiz al pintarme los labios… 




jueves, 8 de agosto de 2019

“Veneno en la Piel” by Manuel J. Iniesta


Le doy una calada a mi cigarro, inhalo todo su sabor, lo macero un poco en el interior de mi boca y lo trago, con todo mi ser, hago que recorra mi interior, para de nuevo, expulsarlo por la boca, rociando la polla que tengo delante, y,  aun envuelta en humo, me la introduzco en mi boca, haciendo que esa gran tranca, roce mi campanilla.





Empiezo a jugar con mi lengua, paseándola por toda esa enorme polla, haciendo que se estremezca bañada en mi saliva. Ni siquiera le miro a la cara, no me interesa, lo que quiero de él, lo tengo delante. Succiono su enorme falo, y esta vez, acompaño la cometida de mi boca con mi mano derecha, mientras la izquierda araña su abdomen. Intenta agarrarme del pelo y aparto su mano con desdén, mando yo, y solo yo, no necesito tu ayuda. Después de este intento de poseer lo que no le pertenece, vuelvo a su polla, su enorme y gorda polla.

Deslizo mi lengua desde la base hasta la punta, cubriéndola con mi saliva, sabe deliciosa, no quería parar de gozar de ese miembro, estaba notando como mi coño empezaba a humedecerse de la excitación, no cabía en mi, de lo encendida que estaba, así que sin soltar su falo con mi mano, me coloco encima. Haciendo que mi coño quede a la altura de su boca, empiezo a mecerme para facilitar su trabajo, primero suave, noto como su lengua se pasea por toda mi vagina, hasta centrarse en mi clítoris, noto su mentón, ayudando a hacer presión para aumentar mi excitación. Sin duda sabía cómo comer un coño.

Es extasiante, es como estar en el cielo y el infierno al mismo tiempo. Suelto su pene, para poder disfrutar de mi propio cuerpo, masajeo mis senos y rozo mis pezones, hasta que me encuentro mordiéndome uno de mis dedos, del cual brota un hilo de sangre, que lamo y hace que mi éxtasis aumente.

Desde esa posición miro como su pene se mece al son de su lengua, no podía dejar de mirarlo mientras me mordía el labio, así que me coloco de tal manera que pueda introducirla en mi boca, sin que él pudiera dejar de comerme el coño. En esa postura de placer mutuo, noto como nos convertimos en uno, siento como todo mi ser converge en el suyo.

Sin dejar de chuparle la verga y de agarrarle su verga con mi mano derecha, uso la izquierda para acercar su cabeza a mi coño. En ese momento mis ojos se vuelven en blanco y todo mi cuerpo se paraliza, salvo mi mano, que masturba su pene con mas celeridad, un tornado recorre toda mi vagina, haciendo que derrame todo mi elixir en su boca, ensordecido por un gemido que brotó de mi interior mas profundo. Justo en lo mas alto de mi clímax me abalanzo sobre su pene, introduciéndola en mi boca como si mi vida dependiera de ello.

Sacudida tras sacudida, noto como su cuerpo se tensa y vacía todo su jugo en mi boca, dejando caer un poco en mi barbilla. No puede gritar porque aun tengo su cara en mi coño, pero el gemido que expulsa en el interior mi vagina hace que yo vuelva a llegar al orgasmo por una segunda vez. Me incorporo, paso un dedo por la punta de su polla y después por mi barbilla y me trago el semen que mi garganta no pudo contener.

Me pregunta mi nombre y si me volvería a ver.





Lo miro, miro al cenicero, y cojo el cigarro que aun no se había consumido. Le doy una calada mas profunda que la anterior y me voy de la habitación entre el humo, dejando una estela del veneno de mi cuerpo, ante sus ojos.