Vistas de página en total

jueves, 8 de agosto de 2019

“Veneno en la Piel” by Manuel J. Iniesta


Le doy una calada a mi cigarro, inhalo todo su sabor, lo macero un poco en el interior de mi boca y lo trago, con todo mi ser, hago que recorra mi interior, para de nuevo, expulsarlo por la boca, rociando la polla que tengo delante, y,  aun envuelta en humo, me la introduzco en mi boca, haciendo que esa gran tranca, roce mi campanilla.





Empiezo a jugar con mi lengua, paseándola por toda esa enorme polla, haciendo que se estremezca bañada en mi saliva. Ni siquiera le miro a la cara, no me interesa, lo que quiero de él, lo tengo delante. Succiono su enorme falo, y esta vez, acompaño la cometida de mi boca con mi mano derecha, mientras la izquierda araña su abdomen. Intenta agarrarme del pelo y aparto su mano con desdén, mando yo, y solo yo, no necesito tu ayuda. Después de este intento de poseer lo que no le pertenece, vuelvo a su polla, su enorme y gorda polla.

Deslizo mi lengua desde la base hasta la punta, cubriéndola con mi saliva, sabe deliciosa, no quería parar de gozar de ese miembro, estaba notando como mi coño empezaba a humedecerse de la excitación, no cabía en mi, de lo encendida que estaba, así que sin soltar su falo con mi mano, me coloco encima. Haciendo que mi coño quede a la altura de su boca, empiezo a mecerme para facilitar su trabajo, primero suave, noto como su lengua se pasea por toda mi vagina, hasta centrarse en mi clítoris, noto su mentón, ayudando a hacer presión para aumentar mi excitación. Sin duda sabía cómo comer un coño.

Es extasiante, es como estar en el cielo y el infierno al mismo tiempo. Suelto su pene, para poder disfrutar de mi propio cuerpo, masajeo mis senos y rozo mis pezones, hasta que me encuentro mordiéndome uno de mis dedos, del cual brota un hilo de sangre, que lamo y hace que mi éxtasis aumente.

Desde esa posición miro como su pene se mece al son de su lengua, no podía dejar de mirarlo mientras me mordía el labio, así que me coloco de tal manera que pueda introducirla en mi boca, sin que él pudiera dejar de comerme el coño. En esa postura de placer mutuo, noto como nos convertimos en uno, siento como todo mi ser converge en el suyo.

Sin dejar de chuparle la verga y de agarrarle su verga con mi mano derecha, uso la izquierda para acercar su cabeza a mi coño. En ese momento mis ojos se vuelven en blanco y todo mi cuerpo se paraliza, salvo mi mano, que masturba su pene con mas celeridad, un tornado recorre toda mi vagina, haciendo que derrame todo mi elixir en su boca, ensordecido por un gemido que brotó de mi interior mas profundo. Justo en lo mas alto de mi clímax me abalanzo sobre su pene, introduciéndola en mi boca como si mi vida dependiera de ello.

Sacudida tras sacudida, noto como su cuerpo se tensa y vacía todo su jugo en mi boca, dejando caer un poco en mi barbilla. No puede gritar porque aun tengo su cara en mi coño, pero el gemido que expulsa en el interior mi vagina hace que yo vuelva a llegar al orgasmo por una segunda vez. Me incorporo, paso un dedo por la punta de su polla y después por mi barbilla y me trago el semen que mi garganta no pudo contener.

Me pregunta mi nombre y si me volvería a ver.





Lo miro, miro al cenicero, y cojo el cigarro que aun no se había consumido. Le doy una calada mas profunda que la anterior y me voy de la habitación entre el humo, dejando una estela del veneno de mi cuerpo, ante sus ojos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario