Vistas de página en total

domingo, 15 de julio de 2018

"La X marca el Camino" by Manuel J. Iniesta


La música agita su cuerpo joven, las luces iluminan las pequeñas gotas de sudor que emanan de sus poros. Todo a su alrededor es ambrosía para sus sentidos. Todo un club repleto de almas necesitadas de las experiencias mas salvajes que podría dar una noche.
Cuando es consciente de toda la lujuria que le rodea acaba su copa de un trago y coge el mayor de los cubitos de su vaso. Con el en la mano se lo pasa por la frente para intentar mitigar el infierno de su interior. Mientras el frío del hielo alivia sus sentidos, una mano extraña empieza a acariciarle su vientre, lejos de molestarle, se deja llevar para alcanzar el éxtasis de la noche. En ese instante otra mano empieza a acariciarle el pecho. Abre los ojos creyendo que se trataba de la misma persona, pero su boca se estremece al darse cuenta de tener dos esculturas de mármol alabándolo como a un dios.
Sus labios se rozan con el primero, después con el segundo y por último se embarcan en un beso conjunto los tres.
Ninguno de los mástiles cogen en sus pantalones, tres lanzas que se afilaban mas conforme se rozaban entre ellas. Uno de ellos agarra tan fuerte a los otros dos, que pareciera ,que tenia intención de romperlos, para solo dirigirlos al baño del local. Durante el eterno camino al baño sus labios se funden y sus manos empuñan las lanzas de los otros. Dentro del reducido baño durante la vorágine del éxtasis todas las manos, como si de una red se tratase,  empiezan a desnudarse.
En ese instante uno de ellos se inclina un poco para introducir el pene erecto de uno de estos dioses en su boca. Pero sin mediar palabra, mientras lame ese falo divino, el tercer integrante lo ensarta con su lanza. Sus caderas se mueven al unísono, como si de un compás se tratase, como si pertenecieran a un mismo ser.
Los gritos enmudecidos por las manos de sus propios placeres. Afuera la música sigue sonando ensordecedora, el bullicio del baño, incontrolable, pero ellos solo escuchan el sonido de quienes ceden a la voluntad de sus placeres. En un momento, el mas joven de ellos se ergue y los otros pareciera que le rinden pleitesía lamiendo y succionando al unísono su miembro viril y fuerte cual estaca.
El placer no se puede describir, hasta el punto que se vacía en la boca de ellos dos, jadeantes y ansiosos lo posicionan entre ambos y mientras uno lo ensarta por detrás agarrando sus nalgas, el otro hace lo propio por su boca. Las uñas se deslizan por los tres cuerpos dejando heridas de placer y pasión, y en el único instante en el que la música enmudecía, ambos se vaciaron dentro del cuerpo de su joven escultura de mármol, al unísono, y emitiendo un gemido que ensordeció el baño, y el local. Este silencio los hizo estremecerse aun mas.
Al finalizar, los dos mayores se fueron sin mediar palabras, no hubo cariños, no hubo beso, no hubo despedida. El joven intentó recomponer la situación en su cabeza, se quedó solo en el baño durante unos minutos. Al salir se encontró un mensaje escrito en el espejo del baño.

"La X marca el Camino"

Sin entenderlo se miró en el vientre y vio como una X grabada con las uñas de sus dos amantes emanaba sangre sin parar. Una herida que le recordará de cuando un orgasmo enmudeció una noche...

No hay comentarios:

Publicar un comentario