Vistas de página en total

miércoles, 18 de julio de 2018

"Taladrando la Inocencia" by Manuel J. Iniesta


Siempre soñé con verla desnuda y ahí estaba ella, enfrente mío, mirándome como una leona, con unos ojos que atravesaban mi cuerpo y se clavaban en la pared de detrás mío. No puedo dejar de mirarla, tanto tiempo y por fin se hacia realidad mi sueño de tenerla entre mis brazos, de poder acariciar su cuerpo con mis manos. Una eternidad esperando para ese instante. Ella no aparta la mirada y se dirige sinuosamente hacia mi, mientras la espero nervioso en la cama.
Pasea su dedo indice muy despacio por mis pantalones hasta llegar a mi cremallera, la desliza hacia abajo sin dejar de mirarme. Y sin apartar sus ojos de los míos, me arrebata de mi parte inferior quedándome en ropa interior.
Sonríe, nunca he visto una sonrisa tan perfecta, ahora es el turno de arrebatarme mi camisa. Me percato de que aún no me ha besado y casi como si me leyera la mente, acerca sus labios a los míos y me da un beso largo y otro mas corto y sin siquiera percatarme sus manos habían esposado las mías al cabecero de la cama.
Ahora era suyo, bueno, siempre lo había sido. Me quita la ropa interior, los dos estamos totalmente desnudos. Se mueve en la cama con la agilidad de un gato y la fiereza de una pantera hasta que coloca su vagina en mis labios. Mueve su cintura de forma suave para ayudar a mi lengua a hacer su trabajo.
Ella gime y agarra mi pelo con su mano derecha mientras aprieta sus muslos contra mi cara. Exclamo a dios por el placer que me está generando este momento y durante mi llamada, ella jadea y mira hacia abajo hasta que nuestros ojos se cruzan y claman al cielo mientras vacía su sexo en mi boca.
Entre jadeos me susurra algo al oido, no logro entenderla, creo que dice ...esto aún no ha acabado...
Nunca he tenido tan duro mi pene, casi parecía el doble de lo habitual. La acaricia con la mano y le da un beso suave antes de subirse a ella. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo como un latigazo, es como estar en el cielo y en el infierno al mismo tiempo. Sus caderas se mecen al mismo ritmo que el tiempo se detiene. La miro, es una diosa encima mía, sonrío y me regocijo en mis adentros.
Su movimiento se acelera y sus gemidos se acentúan y se colocan al unísono con los míos. Sus uñas se clavan en mi pecho, el dolor me produce un placer inimaginable. Nuestro sudor empapa nuestros cuerpos. El olor de ella es una ambrosía de sentimientos.
Sus manos agarran las mías, mientras, su mirada clama al cielo. Siento que desfalleceré en breve en una explosión carnal, y justo antes de llegar al clímax, un grito suyo inunda la habitación, en una borájine de pasión y lujuria.
Su mirada se pierde en el techo, su vagina aun palpitaba, la miro y es una estampa preciosa, la cual no quiero retirar de mi memoria. En ese instante se levanta de la cama. Aún mantengo mi erección intacta y no he llegado al orgasmo, pero no me importa, estoy en el cielo con solo haber respirado el mismo aire que ella.
Me sonríe, sabe lo preciosa que es y cuanto la deseo, acerca sus labios a los míos y vuelve a besarme, esta vez, uno largo en el que su lengua escribe palabras de lujuria junto a la mía. Y antes de apartarse, acerca sus labios a mi oido y me susurra "te he amado y te amaré siempre". Mi corazón se para en ese momento y un relámpago recorre, desde mi oido hasta mi entrepierna, haciéndome llegar al orgasmo, solo por escuchar esas palabras y vaciándome en un éxtasis de gemidos y espasmos.
Ella sonríe mientras abandona mi habitación, dejándome atado en un vía crucis de lujuria y pasión. Sin siquiera habiéndole podido responder que
...que yo también la amaba...

No hay comentarios:

Publicar un comentario